3.26 ¿Tiene la Iglesia su propio calendario?
El año eclesiástico comienza cuatro domingos antes de Navidad, cuando celebramos el Nacimiento de Jesús. Durante el año eclesiástico o litúrgico, compartimos como creyentes los momentos más importantes de la vida de Jesús. La atención se dirige también a una serie de días de fiesta que honran a María y a otros santos.
El domingo es el día más importante de la semana porque Jesús resucitó de entre los muertos un domingo. Por eso también lo llamamos el "día del Señor". El domingo se pide a todos los fieles que, de ser posible, vayan a la iglesia, para que puedan rezar juntos y celebrar la Eucaristía.
¿Qué es el año litúrgico?
El año litúrgico o año cristiano es la superposición del transcurso normal del año con los misterios de la vida de Cristo: desde la Encarnación hasta su retorno en gloria. El año litúrgico comienza con el Adviento, el tiempo de la espera del Señor; tiene su primer punto culminante en el ciclo festivo de la Navidad y el segundo, aún mayor, en la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Pascua. El tiempo pascual termina con la fiesta de Pentecostés, el descenso del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Las fiestas de la Virgen María y de los santos jalonan el año litúrgico; en ellas la Iglesia alaba la gracia de Dios, que ha conducido a los hombres a la salvación. [Youcat 186]
¿Cuál es el centro del tiempo litúrgico?
El centro del tiempo litúrgico es el domingo, fundamento y núcleo de todo el año litúrgico, que tiene su culminación en la Pascua anual, fiesta de las fiestas. [CCIC 241]
¿Cuál es la importancia del domingo?
El domingo es el centro del tiempo cristiano, porque en el domingo celebramos la Resurrección de Jesucristo y cada domingo es una fiesta de Pascua en pequeño.
Si el domingo es menospreciado o eliminado sólo quedan días laborables en la semana. El ser humano, que ha sido creado para la alegría, acaba como animal de trabajo y consumista idiotizado. En la tierra debemos aprender a celebrar como es debido, de lo contrario no sabremos qué hacer con el cielo. En el cielo se da el domingo sin fin. [Youcat 187]
El modo más adecuado para profundizar en el misterio de la salvación realizada a través de los “signos” es seguir con fidelidad el proceso del año litúrgico. Los Pastores deben dedicarse a la catequesis “mistagógica”, tan valorada por los Padres de la Iglesia, la cual ayuda a descubrir el sentido de los gestos y palabras de la Liturgia, orientando a los fieles a pasar de los signos al misterio y a centrar en él toda su vida. [Papa Juan Pablo II, Mane nobiscum Domine, n. 17]