6.15 "Ama a tus enemigos", ¿se puede hacer? ¿Existen paralelismos entre el catolicismo y el ejército? ¿Cómo puedo elegir entre servirme a mí mismo o al bien común?
El amor forma parte de nuestro propio ser y nos beneficia más que el odio. Para amar a tus enemigos, reza, intenta verlos como personas y no como objetos de odio, y mira las cosas desde su perspectiva. ¡Con la ayuda de Dios es posible, incluso para ti! Hay varios paralelismos entre la Iglesia y el ejército. Por ejemplo, en la dedicación seria a un objetivo común, a un bien superior.
Existimos en virtud de nuestras relaciones con los demás. Servir al bien común significa servirte a ti mismo y a los demás al mismo tiempo. Sí, significa renunciar a algo, pero aumentará la felicidad de todo el grupo. Jesús no hace una distinción clara entre servir a los demás o a uno mismo (Mt 7,12).
¿Cómo nos enseña Jesús a orar?
Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del Padre nuestro, sino también cuando Él mismo ora. Así, además del contenido, nos enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración: la pureza del corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos; la confianza audaz y filial, que va más allá de lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia, que protege al discípulo de la tentación [CCIC 544].
¿En qué consiste la intercesión?
La intercesión consiste en pedir en favor de otro. Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el Padre por todos los hombres, en particular por los pecadores. La intercesión debe extenderse también a los enemigos [CCIC 554].
¿Cómo es posible el perdón?
La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si también nosotros sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. Aunque para el hombre parece imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega al Espíritu Santo puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la caridad, cambiar la herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión. El perdón participa de la misericordia divina, y es una cumbre de la oración cristiana [CCIC 595].
El culto a Dios es lo opuesto a la cultura del odio. Y la cultura del odio se combate enfrentando el culto a la lamentación. ¡Cuántas veces nos quejamos por lo que no recibimos, por lo que está mal! Jesús sabe que muchas cosas están mal, que siempre habrá alguien que no nos quiera, e incluso alguien que nos perseguirá. Pero nos pide sólo que recemos y amemos. Esta es la revolución de Jesús, la más grande de la historia: la que pasa del odio al amor por el enemigo, del culto a la lamentación a la cultura del don. ¡Si pertenecemos a Jesús, este es el camino! No hay otro [Homelia des Santo Padre Francisco, Bari, 23 de febrero de 2020].