4.29 ¿Cómo se practica un aborto?
Un aborto es una intervención médica que implica la deliberada terminación de una vida creciendo en el vientre materno. Hasta las siete semanas después de la concepción, la mujer puede escoger entre tomar una pastilla para provocar un aborto espontáneo.
Hasta las doce semanas de gestación, el feto se puede extraer del vientre materno (curación con succión) usando un potente aparato de succión. Después de la doceava semana, el bebe se puede extraer del vientre en una operación (evacuación).
¿Qué prohíbe el quinto mandamiento?
El quinto mandamiento prohíbe, como gravemente contrarios a la ley moral:
- El homicidio directo y voluntario y la cooperación al mismo.
- El aborto directo, querido como fin o como medio, así como la cooperación al mismo, bajo pena de excomunión, porque el ser humano, desde el instante de su concepción, ha de ser respetado y protegido de modo absoluto en su integridad.
- La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción o una omisión de lo necesario, a la vida de las personas discapacitadas, gravemente enfermas o próximas a la muerte.
- El suicidio y la cooperación voluntaria al mismo, en cuanto es una ofensa grave al justo amor de Dios, de sí mismo y del prójimo; por lo que se refiere a la responsabilidad, ésta puede quedar agravada debido al escándalo o atenuada por particulares trastornos psíquicos o graves temores.
[CCIC 470]
¿Por qué no es aceptable el aborto en ninguna fase del desarrollo del embrión?
La vida donada por Dios es propiedad directa de Dios; es sagrada desde el primer momento y escapa a toda intervención humana. “Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del vientre materno, te consagré”(Jer 1,5).
Sólo Dios es señor de la vida y de la muerte. Ni siquiera “mi” vida me pertenece en exclusiva. Todo niño tiene derecho a la vida desde su concepción. Desde el principio el ser humano que va a nacer es una persona independiente, cuyo ámbito de derechos no puede ser invadido por nadie externo a él, ni el Estado, ni un médico, ni siquiera su madre. La claridad de la Iglesia en este punto no es ausencia de misericordia; más bien quiere señalar el daño irreparable que se causa al niño inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad. Proteger la vida humana inocente es uno de los deberes más nobles del Estado. Si el Estado se sustrae a esta obligación, socava él mismo los cimientos del Estado de derecho. [Youcat 383]
En la decisión sobre la muerte del niño aún no nacido, además de la madre, intervienen con frecuencia otras personas. Ante todo, puede ser culpable el padre del niño… de esta forma se hiere mortalmente a la familia y se profana su naturaleza de comunidad de amor y su vocación de ser “santuario de la vida”… No se pueden olvidar las presiones que a veces provienen de un contexto más amplio de familiares y amigos… También son responsables los médicos y el personal sanitario… cuando ponen al servicio de la muerte la competencia adquirida para promover la vida… El aborto va más allá de la responsabilidad de las personas concretas y del daño que se les provoca, asumiendo una dimensión fuertemente social. [Papa Juan Pablo II, Evangelium Vitae, 59]