M.5 ¿Cómo puedo vivir mi fe en acción/desplegado? ¿Cómo puedo ayudar a los no creyentes? ¿Puedo llorar en peligro o por dolor?
Incluso en una misión o en acción puedes vivir tu vocación, tu vida con Dios. A pesar del hambre, cansancio y el miedo, no estás solo: Dios está contigo. Esto te puede dar la calma y la tranquilidad que necesitas tú y también otros. No depende de ti convertir a los demás: sólo Dios puede cambiar su corazón. Ayudas a otros mejor viviendo tu vida como cristiano fiel. A medida que aprendas mejor a vivir tu vida cristiana, te conviertes en un mejor testigo de Jesús cada día.
A veces es bueno ocultar tus sentimientos, y tragar las lágrimas, porque es necesario hacer algo primero. Pero tan pronto como se ha terminado, no tengas miedo de llorar, porque es natural para expresar tu dolor. Incluso Jesús lloró a veces (Juan 11,35; Lucas 19,41).
¿Qué piensa Jesús de la no violencia?
La acción no violenta tiene un gran valor para Jesús; él dice a sus discípulos: «No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra» (Mt5,39). Jesús rechaza a Pedro, cuando quería defenderle mediante la fuerza: «Mete la espada en la vaina» (Jn 18,11). Jesús no llama al uso de las armas. Calla ante Pilatos. Su camino es ponerse en el lado de las víctimas, subir a la cruz, redimir al mundo mediante el amor y llamar bienaventurados a los que buscan la paz. Por oso la Iglesia también respeta a las personas que, por motivos de conciencia, rehúsan el empleo de las armas, pero se ponen de otro modo al servicio de la comunidad [Youcat 397].
“Populorum Progressio de Pablo VI ... destacó la noción de desarrollo humano integral y propuso como nuevo nombre de la paz ... «el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre» (n. 14). Es por tanto necesario sobre todo rechazar la cultura del descarte y tener cuidado de las personas y de los pueblos que sufren las más dolorosas desigualdades, a través de una obra que sepa privilegiar con paciencia los procesos solidarios respecto al egoísmo de los intereses contingentes. Se trata al mismo tiempo de integrar la dimensión individual y la social mediante el despliegue del principio de subsidiariedad favoreciendo la aportación de todos como individuos y como grupos. Es necesario finalmente promover lo humano en su unidad inseparable de alma y cuerpo, de contemplación y de acción. [Papa Francisco, Conferencia sobre el desarme integral, 10 de noviembre 2017].