3.18 ¿Son reales los exorcismos en los que se expulsan demonios?
En la Biblia, leemos cómo Jesús expulsó a espíritus malignos o demonios en varias ocasiones (Lc 4: 33-35)Lc. 4: 33-35 En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio o espíritu impuro, el cual gritó con fuerza: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.” Jesús reprendió a aquel demonio, diciéndole: “¡Cállate y deja a este hombre!” Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo delante de todos, y salió de él sin hacerle ningún daño.. Sus discípulos también fueron instruidos para echar fuera demonios (Mc 6: 7)Mc. 6: 7: Y llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de a dos en dos, y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos.. La misión de Jesús para luchar contra el mal todavía se aplica a sus sucesores: los obispos y los sacerdotes.
Un exorcista es un sacerdote designado específicamente por el obispo para esta tarea. Él hace su trabajo principalmente a través de la oración y de la fe que tiene que el amor de Jesús puede superar todo mal.
¿Qué es un exorcismo?
Un exorcismo tiene lugar, cuando la Iglesia pide con su autoridad, en nombre de Jesús, que una persona o un objeto sea protegido contra el influjo del maligno y sustraído a su dominio. Se practica de modo ordinario en el rito del Bautismo. El exorcismo solemne, llamado gran exorcismo, puede ser efectuado solamente por un presbítero autorizado por el obispo. [CCIC 352]
¿Practica la Iglesia todavía hoy el exorcismo?
En todo Bautismo se realiza el llamado exorcismo simple, una oración en la que el niño es sustraído del poder del maligno y es fortalecido contra las “fuerzas y poderes” que ha derrotado Jesús. El exorcismo solemne es una oración, mediante la cual, por el poder de Jesús, un cristiano bautizado es sustraído a la influencia y al poder del maligno; este exorcismo se realiza en contadas ocasiones y sólo después de un riguroso examen.
Lo que se representa en las películas como "exorcismo" no se corresponde, en la mayoría de los casos, con la verdad de Jesús y de la Iglesia. Se narra con frecuencia en los Evangelios que Jesús expulsaba demonios. Tenía poder sobre poderes y fuerzas malignos y podía liberar a personas sometidas a ellos. Jesús dio a los apóstoles “autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia” (Mt 10,1). Lo mismo hace la Iglesia, cuando un sacerdote, que ha recibido este encargo, pronuncia la oración del exorcismo sobre una persona que lo solicita. Antes se excluye que se trate de un fenómeno psíquico (estos asuntos son competencia del psiquiatra). En el exorcismo se trata de rechazar una tentación y un asedio espiritual y de la liberación del poder del maligno. [Youcat 273]
El demonio y sus secuaces no duermen y, como sus oídos no soportan la Palabra de Dios, trabajan incansablemente para acallarla o tergiversarla. Aquí el cansancio de enfrentarlos es más arduo. No sólo se trata de hacer el bien, con toda la fatiga que conlleva, sino que hay que defender al rebaño y defenderse uno mismo contra el mal. El maligno es más astuto que nosotros y es capaz de tirar abajo en un momento lo que construimos con paciencia durante largo tiempo. Aquí necesitamos pedir la gracia de aprender a neutralizar —es un hábito importante: aprender a neutralizar—: neutralizar el mal, no arrancar la cizaña, no pretender defender como superhombres lo que sólo el Señor tiene que defender. [Papa Francisco, Homilía, 2 Abril 2015]