1.13 ¿En qué idioma se escribió la Biblia?
Muchos de los libros del Antiguo Testamento fueron escritos entre los años 1200 y 100 a. C. en hebreo, el idioma del pueblo de Israel. A partir del siglo VI a. C., el arameo se hizo cada vez más común. Algunas partes del Antiguo Testamento fueron escritas en este idioma, el principal a ser hablado en Tierra Santa en el tiempo de Jesús.
Entre los años 300 y 100 a.C., las Escrituras fueron traducidas al griego (esta traducción es llamada de Septuaginta), debido a que en ese tiempo el griego se hablaba con más frecuencia que el hebreo. El Nuevo Testamento fue escrito en griego.
¿Qué es el canon de las Escrituras?
El canon de las Escrituras es la lista completa de todos los escritos que la Tradición Apostólica ha hecho discernir a la Iglesia como sagrados. Tal canon comprende cuarenta y seis escritos del Antiguo Testamento y veintisiete del Nuevo. [CCIC 20]
¿Cuál es la forma correcta de leer la Biblia?
La forma correcta de leer la Sagrada Escritura es hacerlo en oración, en otras palabras, con la ayuda del Espíritu Santo, bajo cuya influencia se creó. Es la Palabra de Dios y contiene la comunicación esencial de Dios para nosotros.
La Biblia es como una larga carta escrita por Dios para cada uno de nosotros. Por esta razón, debo aceptar las Sagradas Escrituras con gran amor y reverencia. En primer lugar, es importante leer la carta de Dios, en otras palabras, no seleccionar detalles sin prestar atención a todo el mensaje. Después de eso debo interpretar todo el mensaje viendo su corazón y misterio: Jesucristo, de quien habla toda la Biblia, incluso el Antiguo Testamento. Por lo tanto, debería leer las Sagradas Escrituras en la fe que les dio origen, la misma fe viva de la Iglesia. [YouCat 16]
¿Qué significado tiene el Antiguo Testamento para los cristianos?
En el Antiguo Testamento, Dios se revela a sí mismo como el Creador y conservador del mundo y como el líder e instructor de la humanidad. Los libros del Antiguo Testamento son también Palabra de Dios y Escritura Sagrada. Sin el Antiguo Testamento, no podemos entender a Jesús.
En el Antiguo Testamento comienza una gran historia de aprendizaje de la fe, que toma un giro decisivo en el Nuevo Testamento y llega a su destino con el fin del mundo y la segunda venida de Cristo. El Antiguo Testamento es mucho más que un mero preludio para el Nuevo. Los mandamientos y profecías para el pueblo de la Antigua Alianza y las promesas que están contenidas en él para toda la humanidad nunca fueron revocados. En los libros de la Antigua Alianza encontramos un tesoro insustituible de oraciones y sabiduría; especialmente los Salmos son parte de la oración diaria de la Iglesia. [YouCat 17]
¿Qué significado tiene el Nuevo Testamento para los cristianos?
En el Nuevo Testamento, la revelación de Dios se completa. Los cuatro Evangelios según Mateo, Marcos, Lucas y Juan son la pieza central de la Sagrada Escritura y el tesoro más preciado de la Iglesia. En ellos, el Hijo de Dios se muestra tal como es y se encuentra con nosotros. En los Hechos de los Apóstoles aprendemos sobre los comienzos de la Iglesia y la obra del Espíritu Santo. En las cartas escritas por los apóstoles, todas las facetas de la vida humana se establecen a la luz de Cristo. En el Libro de Apocalipsis, prevemos el final de los tiempos.
Jesús es todo lo que Dios nos quiere decir. Todo el Antiguo Testamento prepara la Encarnación del Hijo de Dios. Todas las promesas de Dios encuentran su cumplimiento en Jesús. Ser cristiano quiere decir unirse cada vez más profundamente con la vida de Cristo. Para ello hay que leer y vivir los Evangelios. Madeleine Delbrêl dice: “A través de su Palabra, Dios nos dice quién es y lo que quiere; nos lo dice de manera definitiva y para cada día. Cuando tenemos en las manos el Evangelio, deberíamos considerar que allí habita la Palabra que quiere hacerse carne en nosotros, apoderarse de nosotros para que comencemos de nuevo su vida en un lugar nuevo, en un tiempo nuevo, en un nuevo entorno humano.” [YouCat 18]
La Palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre, asumiendo nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres. [Papa Benedicto XVI, Verbum Domini, 18]