3.8 ¿Cómo puedo orar con un texto de la Biblia?
La Biblia contiene la Palabra que Dios quiere decirte. Orar con un texto de la Escritura es algo que se hace más fácil a través de la práctica frecuente. No sólo crecerás en la fe orando con textos que te hagan sentir bien o con los que puedas relacionarte fácilmente, sino también con textos que te resulten difíciles de entender.
Usar frecuentemente textos del Nuevo Testamento en tus oraciones es algo bueno, ya que te ayuda a crecer en tu relación con Jesús. Intentar entrar en la historia, imaginar lo que pasó, y llegar a conocer mejor a Jesús mediante la participación con los textos.
¿Cuáles son las fuentes de la oración cristiana?
Las fuentes de la oración cristiana son: la Palabra de Dios, que nos transmite «la ciencia suprema de Cristo» (Flp 3, 8); la Liturgia de la Iglesia, que anuncia, actualiza y comunica el misterio de la salvación; las virtudes teologales; las situaciones cotidianas, porque en ellas podemos encontrar a Dios. [CCIC 558]
¿Se puede aprender a orar a partir de la Biblia?
La Biblia es una fuente para la oración. Orar con la Palabra de Dios es aprovechar las palabras y los acontecimientos de la Biblia para la propia oración. “Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo” (San Jerónimo).
La Sagrada Escritura y especialmente los salmos y el Nuevo Testamento son un valioso tesoro; en ellos se encuentran las oraciones más hermosas y penetrantes del mundo judeocristiano. Pronunciar estas oraciones nos une a millones de orantes de todos los tiempos y culturas, pero en especial con el mismo Cristo, que está presente en todas estas oraciones. [Youcat 491]
Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración… Como dice san Agustín: “Tu oración es un coloquio con Dios. Cuando lees, Dios te habla; cuando oras, hablas tú a Dios”. Orígenes, uno de los maestros en este modo de leer la Biblia, sostiene que entender las Escrituras requiere, más incluso que el estudio, la intimidad con Cristo y la oración. Él recomienda: “Dedícate a la lectura de las divinas Escrituras; aplícate a esto con perseverancia. Esfuérzate en la lectura con la intención de creer y de agradar a Dios”. [Papa Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 86]